El gladiador vencido

     Restos de la Domus Gladiatorum tras el derrumbe del pásado sábado.                                                                          

El derrumbe de la Casa del Gladiador de Pompeya el pasado sábado ha vuelto a poner en boca de todos los expertos en el terreno de la restauración si desde los gobiernos se hace lo suficiente para salvaguardar y conservar el patrimonio mundial. Los hechos habrían acontecido a causa de las fuertes lluvias del pasado fin de semana, las cuales, habrían provocado filtraciones en los paramentos que habrían cedido bajo el peso del techo de cemento armado, resultado de una desastrosa restauración llevada a cabo tras la II Guerra Mundial. Desgraciadamente, otros edificios del conjunto arqueológico podrían correr la misma suerte. 

Según palabras textuales del Ministro de Cultura italiano "será posible recuperar los frescos (de temáticas belicistas y luchas de gladiadores) aunque este será un arduo trabajo". Será el propio Sandro Bondi quien tendrá que presentarse esta misma semana ante Berlusconi y Napolitano para ROGAR una pronta actuación ya que los fuertes recortes de presupuesto acometidos por el Primer Ministro italiano no favorecen precisamente a una correcta intervención sobre el desastre ocurrido. Esto, sin duda es una buena muestra de la pasividad de los gobiernos, especialmente del italiano, ante la manutención de lo que supone testimonio vivo de la identidad, ya no solo del propio pueblo italiano, sino de toda la comunidad latina. 

La ciudad de Pompeya fue sepultada junto con sus habitantes en el año 79 d.C. Las gruesas capas de ceniza cubrieron por completo la ciudad cayendo prácticamente en el olvido hasta su descubrimiento en el año 1748 gracias al patrocinio de Carlos III. Comenzaba así toda una fiebre romántica por el estudio y redescubrimiento de la antigüedad clásica.  La ciudad ofrece un testimonio  único de la vida romana del siglo primero después de Cristo, quedando "inmortalizados" sus habitantes en el momento de la erupción. La Domus Gladiatorum era utilizada por los gladiadores como ludus o lugar de entrenamiento antes del enfrentamiento en la arena.

¿Hacen suficiente los organismos públicos para garantizar la buena salud de nuestro patrimonio? 

En los últimos años no he podido dejar de formularme esta pregunta al ver que en mi propia ciudad, las obras de salvaguarda del patrimonio histórico y artístico son acometidas por instituciones privadas o capital proveniente de particulares. Para colmo, se hace extraño ver una exposición en Sevilla que no esté patrocinada por dichas empresas (hago una propuesta en firme desde aquí  para que llegue a la alcaldía el señor presidente de Focus-Abengoa), así como la concesión de premios y becas. 

¿Deberían emplear dinero público los gobiernos en la conservación y restauración encontrándonos inmersos en un panorama económico tan poco propicio? 

En mi opinión, creo que SI rotundamente. La conservación de los monumentos supone claramente una inversión a muy corto plazo, especialmente si hablamos de países como Italia, España o Francia, entre otros muchos, cuya economía se nutre fundamentalmente del turismo. ¿Que venderíamos si Sevilla se viera desprovista de la Giralda? ¿O Barcelona de la Sagrada Familia? ¿O Roma del Coliseo?. Además supone una oportunidad única de crear empleo cualificado dentro del ámbito de la conservación así como todos los empleos generados por la afluencia turística. 

¿Qué opinais vosotros?¿Creeís que se presta la suficiente atención sobre nuestro patrimonio?¿Qué medidas debe llevar a cabo el gobierno italiano?

María Olivero