Si alguna vez he admirado a alguien en mi vida ese sin duda ha sido el emperador Adriano. La noticia que nos ocupa hoy tiene que ver con su amor y su entrega. Gracias a ellos hoy podemos recrearnos con esta bella obra, Antinoo. Su joven amante, quien sacrificó su corta vida para garantizar el favor de los augures para su bienamado emperador. Tras su muerte, Adriano, sumido en la más profunda desolación, encargó a los más diversos artista del imperio la inmortalización del joven pastor, a quien convirtió en un dios y subió al Olimpo.
Numerosas obras fueron creadas para honrar la memoria del dios pastorcillo, recreando fielmente su legendaria belleza y la ternura juvenil del que aun no ha dejado de ser un niño para convertirse en el mas entregado de los amantes.
En el día de ayer, esta obra exquisita perteneciente a la Clarence Day Collection, fruto del amor y la pasión, fue adquirida ayer en una subasta celebrada por la casa Sotheby´s en Nueva York por la cifra de 17,9 millones de euros (24 millones de dólares). Un precio muy superior a su estimación inicial de 3 millones de dólares.
Lo que para mi ha supuesto la figura del emperador Adriano y de Antinoo hace que sienta una inmensa alegría al conocer el éxito de esta obra.
Los propósitos que Adriano soñó para su joven amor claramente se han cumplido, y es que ya se sabe, cuando uno está enamorado hace cosas maravillosas.
Antinous
But slow-treading night came in
Closing the weary eyelids of each sense.
The very consciousness of self and soul
Grew, like a landscape through dim raining, dim.
The Emperor lay still, so still that now
He half forgot where now he lay, or whence
The sorrow that was still salt on his lips.
All had been something very far, a scroll
Rolled up. The things he felt were like the rim
That haloes round the moon when the night weeps.
His head was bowed into his arms, and they
On the low couch, foreign to his sense, lay.
His closed eyes seemed open to him and seeing
The naked floor, dark, cold, sad and unmeaning.
His hurting breath was all his sense could know.
Out of the falling darkness the wind rose
And fell. A voice swooned in the courts below.
And the Emperor slept.
The gods came now
And bore something away, no sense knows how,
On unseen arms of power and repose.
Pero la noche llegó pisando lento en
el cierre de los parpados cansados de cada sentido.
La toma de conciencia de uno mismo y el alma
creció, como un paisaje a través de la lluvia tenue, débil.
El Emperador se quedó quieto, tan quieto que,
olvidó donde ahora yacía, por lo que
el dolor persistía como sal en los labios.
Todos habían sido algo muy lejano, un pergamino
enrollado. Las cosas que el consideraba como un filo,
que halos alrededor de la luna cuando la noche llora.
Su cabeza estaba apoyada en sus brazos, y
en el bajo diván, ajeno a sus sentidos, yació.
Sus ojos cerrados parecían abrirse a él y mirar
el suelo desnudo, oscuro, frío, triste y sin sentido.
Su herido aliento era todo el sentido que podía conocer.
Tras la débil oscuridad, la rosa de los vientos
y cayó. Una voz se desmayó en las bajas cortes.
Y el emperador durmió.
Los dioses vinieron ahora
y se lo llevaron a la distancia, no tiene sentido como,
en los imperceptibles brazos del poder y el reposo.
Fernando Pessoa
María Olivero Carralero